Ayer 26 de junio se cumplieron exactamente 90 años desde que el presidente Franklin D. Roosevelt firmó la Ley Federal de Cooperativas de Crédito (Federal Credit Union Act) de 1934.
Era la cúspide de la Gran Depresión, y los estadounidenses buscaban ayuda donde fuera posible. Muchos recurrieron a las primeras cooperativas de crédito federales del país, creadas en respuesta a las necesidades financieras de los trabajadores. Como había un número cada vez mayor de estas particulares instituciones financieras, el Congreso actuó para proporcionar un marco legal, ahora conocido como la Ley Federal de Cooperativas de Crédito de 1934.
Al firmar esta ley, Roosevelt permitió que las cooperativas de crédito se organizaran bajo estatutos aprobados por el gobierno federal. Aunque el panorama de las transacciones de los consumidores ha evolucionado con la llegada de los cajeros automáticos y la tecnología móvil, la esencia perdurable de las cooperativas de crédito (por su estructura única, su misión inquebrantable y su filosofía sólida) ha perdurado, consolidando a las cooperativas de crédito como pilares de estabilidad dentro del ámbito financiero.
La Ley Federal de Cooperativas de Crédito sentó las bases para una era sin precedentes de empoderamiento financiero. Más recientemente, permitió a las cooperativas de crédito proporcionar la asombrosa cifra de 23,000 millones de dólares en beneficios indirectos distribuidos entre 140 millones de socios en total en 2023. Al adoptar una estructura sin fines de lucro y una cultura centrada en los miembros, las cooperativas de crédito ofrecen a los consumidores la promesa de una administración financiera prudente, desprovista de los motivos de lucro de las típicas empresas impulsadas por accionistas.
Sin embargo, el impacto de las cooperativas de crédito trasciende el ahorro individual de sus miembros; resuena en todas las comunidades y traspasa las fronteras institucionales. La filosofía de "Personas que ayudan a personas", que ya es una marca registrada, se remonta a las primeras cooperativas de crédito europeas, donde los empleados de la Revolución Industrial se unieron para crear crédito accesible. Este espíritu de solidaridad comunitaria permanece hoy en día, subrayando la relevancia duradera de un movimiento nacido de la necesidad y la compasión.
En la actualidad, diversas partes interesadas, que van desde miembros individuales de cooperativas de crédito, entidades corporativas y socios de soluciones hasta ligas y asociaciones estatales y regionales, se unen en torno a un compromiso compartido de fomentar nuestra filosofía de cooperativa de crédito a través de generaciones. Entre estos guardianes se destacan las ligas, comprometidas con su misión de salvaguardar y promover la vitalidad del sistema de cooperativas de crédito.
La estructura de la liga es un reflejo de las cooperativas de crédito, ya que adopta su espíritu centrado en los miembros y fomenta los esfuerzos colaborativos. Ambas tienen como objetivo conseguir victorias en la defensa de derechos y fomentar una red robusta de apoyo entre pares.
Durante los últimos 90 años, las cooperativas de crédito han transformado la forma en que las instituciones financieras interactúan con los consumidores, con las comunidades y entre sí. Organizaciones como la Asociación Estadounidense de Ligas de Cooperativas de Crédito (AACUL, por sus siglas en inglés) han defendido los esfuerzos de cooperación y continúan haciéndolo, proporcionando apoyo en defensa para generar impacto, fomentando la colaboración y el desarrollo profesional del personal de las ligas y representando al Sistema de Ligas. Las cooperativas de crédito siguen estando en una posición fuerte para difundir la filosofía de "Personas que ayudan a personas" entre los consumidores, los miembros y las comunidades durante otros 90 años y más.